Por más que gritas nadie te escucha. Por más que das a entender que tú en su lugar les escucharías y acudirías a ellos son ellos los que no te entienden. Lo único que puedes hacer es tragarte tus palabras, junto con las lágrimas; esconderlas, que no se noten, y seguir escuchando sin que se oiga tu voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario